Letra de El Ni�o Y El Canario (Canci�n) - Jorge Cafrune
Letra de canci�n de El Ni�o Y El Canario (Canci�n) de Jorge Cafrune lyrics
Era el canario un primor,
y era su due�o un peque�o,
que velaba con empe�o,
los cuidados del cantor.
Era un precioso ejemplar,
de color adamascado,
era un preso resignado
a la misi�n de cantar
Era sensible escuchar,
de su garganta sonora,
la nota grave que llora,
en un constante rolar.
Daba a entender su trinar,
de que una angustia sufr�a,
porque falto de alegr�a,
era su flauta un penar.
Un cierto d�a su due�o,
el candoroso peque�o,
que se sol�a extasiar,
al contemplar los fulgores,
de tan divinos colores,
y tan hermoso cantar,
llev� hasta el cielo su queja,
porque prendido a la reja,
de la peque�a prisi�n,
en lenta y triste agon�a,
su fiel canario mor�a,
sin comprender la raz�n.
https://www.coveralia.com/letras/el-nino-y-el-canario--cancion--jorge-cafrune.php
Preso de un hondo quebranto,
subi� a sus ojos el llanto,
y con infante emoci�n,
sac� de la jaula al preso,
pos� de su boca un beso
sobre el rosado plum�n,
y en su mano temblorosa,
qued� dormida una rosa,
que tenla un coraz�n.
La cajita de madera,
la misma que contuviera,
la misma que contuviera,
lapicitos de color
fue la morada postrera
de aquel que en su vida fuera,
de aquel que en su vida fuera
su m�s preciado valor.
Y en el jard�n de su casa,
a distancia muy escasa,
a distancia muy escasa
de un legendario nogal,
llor� la pobre criatura,
llor� la pobre criatura,
al cavar la sepultura,
de su cantor sin igual.
y era su due�o un peque�o,
que velaba con empe�o,
los cuidados del cantor.
Era un precioso ejemplar,
de color adamascado,
era un preso resignado
a la misi�n de cantar
Era sensible escuchar,
de su garganta sonora,
la nota grave que llora,
en un constante rolar.
Daba a entender su trinar,
de que una angustia sufr�a,
porque falto de alegr�a,
era su flauta un penar.
Un cierto d�a su due�o,
el candoroso peque�o,
que se sol�a extasiar,
al contemplar los fulgores,
de tan divinos colores,
y tan hermoso cantar,
llev� hasta el cielo su queja,
porque prendido a la reja,
de la peque�a prisi�n,
en lenta y triste agon�a,
su fiel canario mor�a,
sin comprender la raz�n.
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Preso de un hondo quebranto,
subi� a sus ojos el llanto,
y con infante emoci�n,
sac� de la jaula al preso,
pos� de su boca un beso
sobre el rosado plum�n,
y en su mano temblorosa,
qued� dormida una rosa,
que tenla un coraz�n.
La cajita de madera,
la misma que contuviera,
la misma que contuviera,
lapicitos de color
fue la morada postrera
de aquel que en su vida fuera,
de aquel que en su vida fuera
su m�s preciado valor.
Y en el jard�n de su casa,
a distancia muy escasa,
a distancia muy escasa
de un legendario nogal,
llor� la pobre criatura,
llor� la pobre criatura,
al cavar la sepultura,
de su cantor sin igual.