Letra de La Memoria Y El Mar - Amancio Prada
Letra de canci�n de La Memoria Y El Mar de Amancio Prada lyrics
La marea, en el coraz�n,
me zarandea como un cisne.
Me muero en cada canci�n
de una inocencia al aire libre.
Al fin un barco depende,
de c�mo atraque en el puerto.
Mi firmamento se expande
mil a�os luz en lo incierto.
Soy el fantasma de luna
que sale en noches de escarcha.
para abrazarte en la bruma
y recogerte en su marcha.
En la almadraba de julio,
lucia un at�n solitario
que parec�a rezar
con las perlas de un rosario.
Recuerda el perro de mar
que libramos de condena
empe�ado en enterrar,
las algas sobre la arena.
Late all� tambi�n la vida
con su pulm�n de franela.
Llora el tiempo a la deriva,
fr�o gris que nos espera.
Me acuerdo de aquellas tardes,
corriendo sobre la espuma
como caballos salvajes,
las caricias una a una.
�Oh, �ngel del placer perdido1
�Oh, rumor de aquella cumbre!
Mi deseo y poder�o
son ya nostalgia de la lumbre.
Diablo de las noches blancas
en su lento amanecer,
espada del para�so,
en el musgo del placer.
Vuelve, ni�a, de los valles,
vuelve, viol�n, de las parras.
al puerto donde las calles
cantan por los camaradas.
�Oh, raro perfume salino,
en el fuego de tu herida.!
https://www.coveralia.com/letras/la-memoria-y-el-mar-amancio-prada.php
Yo iba ciego a mi destino,
como llama de amor viva.
En el lecho, fronda fiera,
al final me sonre�as.
El azul de una vidriera
y t�, mi melancol�a.
Las conchas de luces vuelas,
bajo mis pies se romp�an.
Parec�an casta�uelas,
sonando por buler�as.
Ten piedad Dios de la piedra,
de su signo ornamental
cuando el cuchillo florezca,
su pecado original.
Yo notaba palpitante,
la vida que present�a
entre l�minas de sangre,
de una antigua profec�a.
Esa exactitud azul,
sobre ese mar nunca en calma
que me devuelve la luz,
a la memoria del alma.
Ese rumor que all� brota,
ese sol que ahora me ciega,
estas manos que est�n rotas,
rumiantes manos de avena.
Ese rumor me persigue
como un mendigo anatema,
como la sombra que insiste
en descifrar mi teorema.
Y como viento de enero,
viene a golpear a mi puerta
ese rumor callejero,
como una m�sica muerta.
Se hundi� la mar,
se acab� la arena mala en la playa.
Como reba�o infinito, la mar pastora me llama.
Como reba�o infinito...
la mar pastora me llama.
me zarandea como un cisne.
Me muero en cada canci�n
de una inocencia al aire libre.
Al fin un barco depende,
de c�mo atraque en el puerto.
Mi firmamento se expande
mil a�os luz en lo incierto.
Soy el fantasma de luna
que sale en noches de escarcha.
para abrazarte en la bruma
y recogerte en su marcha.
En la almadraba de julio,
lucia un at�n solitario
que parec�a rezar
con las perlas de un rosario.
Recuerda el perro de mar
que libramos de condena
empe�ado en enterrar,
las algas sobre la arena.
Late all� tambi�n la vida
con su pulm�n de franela.
Llora el tiempo a la deriva,
fr�o gris que nos espera.
Me acuerdo de aquellas tardes,
corriendo sobre la espuma
como caballos salvajes,
las caricias una a una.
�Oh, �ngel del placer perdido1
�Oh, rumor de aquella cumbre!
Mi deseo y poder�o
son ya nostalgia de la lumbre.
Diablo de las noches blancas
en su lento amanecer,
espada del para�so,
en el musgo del placer.
Vuelve, ni�a, de los valles,
vuelve, viol�n, de las parras.
al puerto donde las calles
cantan por los camaradas.
�Oh, raro perfume salino,
en el fuego de tu herida.!
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Yo iba ciego a mi destino,
como llama de amor viva.
En el lecho, fronda fiera,
al final me sonre�as.
El azul de una vidriera
y t�, mi melancol�a.
Las conchas de luces vuelas,
bajo mis pies se romp�an.
Parec�an casta�uelas,
sonando por buler�as.
Ten piedad Dios de la piedra,
de su signo ornamental
cuando el cuchillo florezca,
su pecado original.
Yo notaba palpitante,
la vida que present�a
entre l�minas de sangre,
de una antigua profec�a.
Esa exactitud azul,
sobre ese mar nunca en calma
que me devuelve la luz,
a la memoria del alma.
Ese rumor que all� brota,
ese sol que ahora me ciega,
estas manos que est�n rotas,
rumiantes manos de avena.
Ese rumor me persigue
como un mendigo anatema,
como la sombra que insiste
en descifrar mi teorema.
Y como viento de enero,
viene a golpear a mi puerta
ese rumor callejero,
como una m�sica muerta.
Se hundi� la mar,
se acab� la arena mala en la playa.
Como reba�o infinito, la mar pastora me llama.
Como reba�o infinito...
la mar pastora me llama.