Letra de Testamento - Silvio Rodriguez
Letra de canci�n de Testamento de Silvio Rodriguez lyrics
Como la muerte anda en secreto
y no se sabe qu� ma�ana,
yo voy a hacer mi testamento,
a repartir lo que me falta
pues lo que tuve ya est� hecho,
ya est� abrigado, ya est� en casa.
Yo voy a hacer mi testamento
para cerrar cuentas so�adas.
Le debo una canci�n a la sonrisa,
a la sonrisa de manantial, esa que salta:
le debo una canci�n a toda prisa
para que quede que estuvo cerca, agazapada.
Le debo una canci�n a lo que supe,
a lo que supe y no pudo ser m�s que silencio:
le debo una canci�n, una que ocupe
la cantidad de mordazamor de un juramento.
Les debo una canci�n a los pecados,
a los pecados que no gast�, los que no pude:
les debo una canci�n, no como hermano,
s�lo de sal que el delectador tambi�n alude.
Le debo una canci�n a la mentira,
a la mentira peque�a, fr�gil, casi salva:
le debo una canci�n endurecida,
una canci�n asesina, bruta, sanguinaria.
Le debo una canci�n al oportuno,
https://www.coveralia.com/letras/testamento-silvio-rodriguez.php
al oportuno mutilador de cuanta ala:
le debo una canci�n de tono oscuro
que lo encadene a vagar su eterna madrugada.
Le debo una canci�n a las fronteras,
a las fronteras humanas, no a las del misterio:
les debo una canci�n tan poco nueva
como la voz m�s elemental de los colegios.
Le debo una canci�n a una bala,
a un proyectil que debi� esperarme en una selva:
le debo una canci�n desesperada,
desesperada por no poder llegar a verla.
Le debo una canci�n al compa�ero,
al compa�ero de riesgos, al de la victoria:
le debo una canci�n de canto nuevo,
una bandera com�n que vuele con la historia.
Le debo una canci�n, una, a la muerte,
una a la muerte voraz que se comer� tanto:
le debo una canci�n en que hunda el diente
y luego esparza con la explosi�n fuegos del canto.
Le debo una canci�n a lo imposible,
a la mujer, a la estrella, al sue�o que nos lanza:
le debo una canci�n indescriptible
como una vela inflamada en vientos de esperanza.
(1976)
y no se sabe qu� ma�ana,
yo voy a hacer mi testamento,
a repartir lo que me falta
pues lo que tuve ya est� hecho,
ya est� abrigado, ya est� en casa.
Yo voy a hacer mi testamento
para cerrar cuentas so�adas.
Le debo una canci�n a la sonrisa,
a la sonrisa de manantial, esa que salta:
le debo una canci�n a toda prisa
para que quede que estuvo cerca, agazapada.
Le debo una canci�n a lo que supe,
a lo que supe y no pudo ser m�s que silencio:
le debo una canci�n, una que ocupe
la cantidad de mordazamor de un juramento.
Les debo una canci�n a los pecados,
a los pecados que no gast�, los que no pude:
les debo una canci�n, no como hermano,
s�lo de sal que el delectador tambi�n alude.
Le debo una canci�n a la mentira,
a la mentira peque�a, fr�gil, casi salva:
le debo una canci�n endurecida,
una canci�n asesina, bruta, sanguinaria.
Le debo una canci�n al oportuno,
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al oportuno mutilador de cuanta ala:
le debo una canci�n de tono oscuro
que lo encadene a vagar su eterna madrugada.
Le debo una canci�n a las fronteras,
a las fronteras humanas, no a las del misterio:
les debo una canci�n tan poco nueva
como la voz m�s elemental de los colegios.
Le debo una canci�n a una bala,
a un proyectil que debi� esperarme en una selva:
le debo una canci�n desesperada,
desesperada por no poder llegar a verla.
Le debo una canci�n al compa�ero,
al compa�ero de riesgos, al de la victoria:
le debo una canci�n de canto nuevo,
una bandera com�n que vuele con la historia.
Le debo una canci�n, una, a la muerte,
una a la muerte voraz que se comer� tanto:
le debo una canci�n en que hunda el diente
y luego esparza con la explosi�n fuegos del canto.
Le debo una canci�n a lo imposible,
a la mujer, a la estrella, al sue�o que nos lanza:
le debo una canci�n indescriptible
como una vela inflamada en vientos de esperanza.
(1976)