Letra de Banquete De Tiranos - Pablo Milanes
Letra de canci�n de Banquete De Tiranos de Pablo Milanes lyrics
Hay una raza vil de hombres tenaces
de s� propios inflados, y hechos todos,
todos, del pelo al pie, de garra y diente,
y hay otros, como flor, que al viento exhalan
en el amor del hombre su perfume.
Como en el bosque hay t�rtolas y fieras
y plantas insect�voras y pura
sensitiva y clavel en los jardines.
De alma de hombres los unos se alimentan,
los otros su alma dan a que se nutran
y perfumen su diente los glotones,
tal como el hierro fr�o en las entra�as
de la virgen que mata se calienta.
A un banquete se sientan los tiranos,
pero cuando la mano ensangrentada
hunden en el manjar, del m�rtir muerto
surge una luz que les aterra, flores
grandes como una cruz s�bito surgen
y huyen, rojo el hocico y pavoridos
a sus negras entra�as los tiranos.
Los que se aman a s�, los que la augusta
https://www.coveralia.com/letras/banquete-de-tiranos-pablo-milanes.php
raz�n a su avaricia y gula ponen,
los que no ostentan en la frente honrada
ese cinto de luz que en el yugo funde
como el inmenso sol en ascuas quiebra
los astros que a su seno se abalanzan,
los que no llevan del decoro humano
ornado el sano pecho, los menores
y los segundones de la vida, s�lo
a su goce ruin y medro atentos
y no al concierto universal.
Danzas, comidas, m�sicas, harenes,
jam�s la aprobaci�n de un hombre honrado.
Y si acaso sin sangre hacerse puede,
h�gase... cl�valos, cl�valos
en el horc�n m�s alto del camino
por la mitad de la villana frente.
A la grandiosa humanidad traidores.
Como implacable obrero
que a un f�retro de bronce clavetea,
los que contigo,
se parten la naci�n a dentelladas.
de s� propios inflados, y hechos todos,
todos, del pelo al pie, de garra y diente,
y hay otros, como flor, que al viento exhalan
en el amor del hombre su perfume.
Como en el bosque hay t�rtolas y fieras
y plantas insect�voras y pura
sensitiva y clavel en los jardines.
De alma de hombres los unos se alimentan,
los otros su alma dan a que se nutran
y perfumen su diente los glotones,
tal como el hierro fr�o en las entra�as
de la virgen que mata se calienta.
A un banquete se sientan los tiranos,
pero cuando la mano ensangrentada
hunden en el manjar, del m�rtir muerto
surge una luz que les aterra, flores
grandes como una cruz s�bito surgen
y huyen, rojo el hocico y pavoridos
a sus negras entra�as los tiranos.
Los que se aman a s�, los que la augusta
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raz�n a su avaricia y gula ponen,
los que no ostentan en la frente honrada
ese cinto de luz que en el yugo funde
como el inmenso sol en ascuas quiebra
los astros que a su seno se abalanzan,
los que no llevan del decoro humano
ornado el sano pecho, los menores
y los segundones de la vida, s�lo
a su goce ruin y medro atentos
y no al concierto universal.
Danzas, comidas, m�sicas, harenes,
jam�s la aprobaci�n de un hombre honrado.
Y si acaso sin sangre hacerse puede,
h�gase... cl�valos, cl�valos
en el horc�n m�s alto del camino
por la mitad de la villana frente.
A la grandiosa humanidad traidores.
Como implacable obrero
que a un f�retro de bronce clavetea,
los que contigo,
se parten la naci�n a dentelladas.