Letra de Candelaria La Del Puerto - Concha Piquer
Letra de canci�n de Candelaria La Del Puerto de Concha Piquer lyrics
Candelaria, la del Puerto,
es la rosa de la playa,
un jazm�n entre los labios
y en los ojos todo el mar.
Y en cuestiones de cari�o
a los hombres tiene a raya,
porque sabe dar desplantes
y es mujer buena y cabal.
Antonio, el de Punta Umbr�a,
le dijo que la quer�a,
pero Candela lo rechaz�,
y el mozo en los mostradores,
apuestas hizo de amores
y una calumnia le levant�.
Y en las olas de espuma de la bah�a,
una copla bailaba de noche y d�a.
Candelaria, la del Puerto,
anda y mire usted, dice
que el querer nunca ha conocido,
y aunque afirma que eso es cierto,
�ay, v�lgame Dios!,
por lo menos yo no me lo he cre�do.
Y si no, �qui�n fue aquel mozo
que lleg� de El Arahal
y con ella junto al pozo
platic� de madrugada?
�A que poner centinela
en las tapias de su huerto,
si despu�s hay quien se cuela
silencioso como un muerto?
Y hasta le abre con cautela,
con su mano la cancela,
Candelaria, la del Puerto.
Candelaria, la del Puerto
ante el falso testimonio,
en lugar de echarse luto,
se ha vestido de color.
Y la gente la miraba
ir del brazo del Antonio,
que gastaba en sus caprichos
m�s dinero que un milord.
El pueblo dijo y redijo
que fue por mor de un alijo,
de unos brillantes y de un collar.
https://www.coveralia.com/letras/candelaria-la-del-puerto-concha-piquer.php
Y Antonio, el de Punta Umbr�a,
con un tiro, ya sin vida,
lo echo a la playa la bajamar.
Y en la oscura bah�a
cuando hay levante,
sobre el agua sombr�a,
se mece un cante.
Candelaria, la del Puerto
no sabe de nada,
para contestar,
que si fue un delito;
y lo jura y es bien cierto,
que en tocante a amor,
nunca discuti�
con el tal mocito.
Una copla levantaron
contra m� como un pu�al,
y las olas se encargaron
de vengarme del cantar.
Soy yo misma carcelera
de las tapias de mi huerto,
y si alguno se atreviera,
por mis vivos y mis muertos,
que lo mismo que las fieras,
contra todos se defendiera,
Candelaria, la del Puerto.
Averig�e usted,
d�nde est� el parn�
con el contrabando.
Lo pueden buscar
desde Gibraltar
hasta San Fernando.
Ni diamantes, ni pulseras,
ni zarcillos, ni collar,
yo no arr�o mi bandera
por tan poco capital.
Voy vestida de cristales
con el alma al descubierto,
quien se acerque a mis umbrales
no dir� que no le advierto,
que entre lirios y rosales,
ha sembrado tambi�n pu�ales,
Candelaria, la del Puerto.
es la rosa de la playa,
un jazm�n entre los labios
y en los ojos todo el mar.
Y en cuestiones de cari�o
a los hombres tiene a raya,
porque sabe dar desplantes
y es mujer buena y cabal.
Antonio, el de Punta Umbr�a,
le dijo que la quer�a,
pero Candela lo rechaz�,
y el mozo en los mostradores,
apuestas hizo de amores
y una calumnia le levant�.
Y en las olas de espuma de la bah�a,
una copla bailaba de noche y d�a.
Candelaria, la del Puerto,
anda y mire usted, dice
que el querer nunca ha conocido,
y aunque afirma que eso es cierto,
�ay, v�lgame Dios!,
por lo menos yo no me lo he cre�do.
Y si no, �qui�n fue aquel mozo
que lleg� de El Arahal
y con ella junto al pozo
platic� de madrugada?
�A que poner centinela
en las tapias de su huerto,
si despu�s hay quien se cuela
silencioso como un muerto?
Y hasta le abre con cautela,
con su mano la cancela,
Candelaria, la del Puerto.
Candelaria, la del Puerto
ante el falso testimonio,
en lugar de echarse luto,
se ha vestido de color.
Y la gente la miraba
ir del brazo del Antonio,
que gastaba en sus caprichos
m�s dinero que un milord.
El pueblo dijo y redijo
que fue por mor de un alijo,
de unos brillantes y de un collar.
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Y Antonio, el de Punta Umbr�a,
con un tiro, ya sin vida,
lo echo a la playa la bajamar.
Y en la oscura bah�a
cuando hay levante,
sobre el agua sombr�a,
se mece un cante.
Candelaria, la del Puerto
no sabe de nada,
para contestar,
que si fue un delito;
y lo jura y es bien cierto,
que en tocante a amor,
nunca discuti�
con el tal mocito.
Una copla levantaron
contra m� como un pu�al,
y las olas se encargaron
de vengarme del cantar.
Soy yo misma carcelera
de las tapias de mi huerto,
y si alguno se atreviera,
por mis vivos y mis muertos,
que lo mismo que las fieras,
contra todos se defendiera,
Candelaria, la del Puerto.
Averig�e usted,
d�nde est� el parn�
con el contrabando.
Lo pueden buscar
desde Gibraltar
hasta San Fernando.
Ni diamantes, ni pulseras,
ni zarcillos, ni collar,
yo no arr�o mi bandera
por tan poco capital.
Voy vestida de cristales
con el alma al descubierto,
quien se acerque a mis umbrales
no dir� que no le advierto,
que entre lirios y rosales,
ha sembrado tambi�n pu�ales,
Candelaria, la del Puerto.