Letra de Cantares / Y Nos Dieron Las Diez - Serrat & Sabina
Letra de canci�n de Cantares / Y Nos Dieron Las Diez de Serrat & Sabina lyrics
Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre la mar.
Nunca persegu� la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canci�n;
yo amo los mundos sutiles,
ingr�vidos y gentiles,
como pompas de jab�n.
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
s�bitamente y quebrarse...
Nunca persegu� la gloria.
Caminante, son tus huellas
el camino y nada m�s;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atr�s
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar...
Hace alg�n tiempo en ese lugar
donde hoy los bosques se visten de espinos
se oy� la voz de un poeta gritar:
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."
Golpe a golpe, verso a verso...
Muri� el poeta lejos del hogar.
Lo cubre el polvo de un pa�s vecino.
Al alejarse, lo vieron llorar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."
Golpe a golpe, verso a verso...
Cuando el jilguero no puede cantar.
Cuando el poeta es un peregrino,
https://www.coveralia.com/letras/cantares---y-nos-dieron-las-diez-serrat-y-sabina.php
cuando de nada nos sirve rezar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."
Golpe a golpe, verso a verso
Golpe a golpe, verso a verso
Golpe a golpe, verso a verso...
Nos dijimos adi�s,
ojal� que volvamos a vernos,
el verano acab�,
el oto�o dur�
lo que tarda en llegar el invierno.
Y a tu pueblo el azar,
otra vez, el verano siguiente
me llev� y al final
del concierto me puse a buscar tu cara entre la gente
y no hall� quien de ti me dijera
ni media palabra
parec�a como si
le quisiera gastar el destino una broma macabra.
No hab�a nadie detr�s de la barra del otro verano
y en lugar de tu bar,
me encontr� una sucursal del Banco Hispanoamericano,
tu memoria vengu�,
a pedradas contra los cristales,
s� que no lo so��,
protestaba mientras me esposaban los municipales.
En su declaraci�n aleg�
que llevaba tres copas
y empec� esta canci�n
en le cuarto donde aquella vez te quitaba la ropa.
Y nos dieron las diez y las once
las doce y la una y las dos y las tres
y desnudos al anochecer nos encontro la luna.
Y nos dieron las diez y las once
las doce y la una y las dos y las tres
y desnudos al anochecer nos encontro la luna.
No es que est� triste, Juan Manuel,
es que me acuerdo...
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre la mar.
Nunca persegu� la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canci�n;
yo amo los mundos sutiles,
ingr�vidos y gentiles,
como pompas de jab�n.
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
s�bitamente y quebrarse...
Nunca persegu� la gloria.
Caminante, son tus huellas
el camino y nada m�s;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atr�s
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar...
Hace alg�n tiempo en ese lugar
donde hoy los bosques se visten de espinos
se oy� la voz de un poeta gritar:
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."
Golpe a golpe, verso a verso...
Muri� el poeta lejos del hogar.
Lo cubre el polvo de un pa�s vecino.
Al alejarse, lo vieron llorar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."
Golpe a golpe, verso a verso...
Cuando el jilguero no puede cantar.
Cuando el poeta es un peregrino,
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cuando de nada nos sirve rezar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."
Golpe a golpe, verso a verso
Golpe a golpe, verso a verso
Golpe a golpe, verso a verso...
Nos dijimos adi�s,
ojal� que volvamos a vernos,
el verano acab�,
el oto�o dur�
lo que tarda en llegar el invierno.
Y a tu pueblo el azar,
otra vez, el verano siguiente
me llev� y al final
del concierto me puse a buscar tu cara entre la gente
y no hall� quien de ti me dijera
ni media palabra
parec�a como si
le quisiera gastar el destino una broma macabra.
No hab�a nadie detr�s de la barra del otro verano
y en lugar de tu bar,
me encontr� una sucursal del Banco Hispanoamericano,
tu memoria vengu�,
a pedradas contra los cristales,
s� que no lo so��,
protestaba mientras me esposaban los municipales.
En su declaraci�n aleg�
que llevaba tres copas
y empec� esta canci�n
en le cuarto donde aquella vez te quitaba la ropa.
Y nos dieron las diez y las once
las doce y la una y las dos y las tres
y desnudos al anochecer nos encontro la luna.
Y nos dieron las diez y las once
las doce y la una y las dos y las tres
y desnudos al anochecer nos encontro la luna.
No es que est� triste, Juan Manuel,
es que me acuerdo...