Letra de Canto De La Abuela - Pablo Milanes
Letra de canci�n de Canto De La Abuela de Pablo Milanes lyrics
Iba yo de tu mano peque�ito
las cosas gigantescas que miraba
eran como por siempre inalcanzables
pues el tiempo a mi edad nada importaba.
Al evocar tu voz y tu ternura
en hermoso paseo hacia el masluz'
me volcabas la fe de tu alma pura
para que un d�a creyera como t�.
Y llegabas saludando a tus hermanos
al se�or Evangelino, a Do�a Flor
y en aquella enorme silla me sentabas
y enton�bamos un c�ntico de amor.
Y aquel verso y aquella melod�a
que tal vez repitiera sin pensar
se me fueron quedando en la agon�a
de los a�os que me iban a cambiar:
Padre nuestro que est�s en los cielos
circundado de gloria inmortal
esperanza del alma que eleva
al amor y a la ciencia un altar.
Deja, deja que en nuestros hogares
nunca, falte �Oh Dios! tu bondad,
una chispa de luz para el alma
para el cuerpo un pedazo de pan.
Hoy me recuerdo abuela, peque�ito,
https://www.coveralia.com/letras/canto-de-la-abuela-pablo-milanes.php
descubriendo tu voz y tu ternura
y aunque s�lo en el hombre crea, admito,
que tu canto creci� con mi estatura.
Ay abuela,
ay Bayamo
cuanto m�s pasan los a�os
m�s recordamos.
El ocaso es una forma
de acercarse a la ni�ez
y si son recuerdos dulces
se disfrutan otra vez.
T� ves.
Los mejores pensamientos
viniendo de donde vengan
siempre ennoblecen el alma
sin nada que los detenga.
Dame un ba�o de dulzura
inv�tame a caminar
junto a tu huella inmortal
y l�mpiame de amargura.
Hoy me recuerdo abuela, peque�ito,
descubriendo tu voz y tu ternura
y aunque s�lo en el hombre crea, admito,
que tu canto creci� con mi estatura.
las cosas gigantescas que miraba
eran como por siempre inalcanzables
pues el tiempo a mi edad nada importaba.
Al evocar tu voz y tu ternura
en hermoso paseo hacia el masluz'
me volcabas la fe de tu alma pura
para que un d�a creyera como t�.
Y llegabas saludando a tus hermanos
al se�or Evangelino, a Do�a Flor
y en aquella enorme silla me sentabas
y enton�bamos un c�ntico de amor.
Y aquel verso y aquella melod�a
que tal vez repitiera sin pensar
se me fueron quedando en la agon�a
de los a�os que me iban a cambiar:
Padre nuestro que est�s en los cielos
circundado de gloria inmortal
esperanza del alma que eleva
al amor y a la ciencia un altar.
Deja, deja que en nuestros hogares
nunca, falte �Oh Dios! tu bondad,
una chispa de luz para el alma
para el cuerpo un pedazo de pan.
Hoy me recuerdo abuela, peque�ito,
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descubriendo tu voz y tu ternura
y aunque s�lo en el hombre crea, admito,
que tu canto creci� con mi estatura.
Ay abuela,
ay Bayamo
cuanto m�s pasan los a�os
m�s recordamos.
El ocaso es una forma
de acercarse a la ni�ez
y si son recuerdos dulces
se disfrutan otra vez.
T� ves.
Los mejores pensamientos
viniendo de donde vengan
siempre ennoblecen el alma
sin nada que los detenga.
Dame un ba�o de dulzura
inv�tame a caminar
junto a tu huella inmortal
y l�mpiame de amargura.
Hoy me recuerdo abuela, peque�ito,
descubriendo tu voz y tu ternura
y aunque s�lo en el hombre crea, admito,
que tu canto creci� con mi estatura.