Letra de El Misionero - Javier Krahe
Letra de canci�n de El Misionero de Javier Krahe lyrics
Esclavo soy a�n de tu pasi�n,
Sor Asunci�n,
incluso va en aumento,
te cuelas sin cesar en mi oraci�n
sin mi consentimiento
y, por m�s que lo intento,
no logro que se borre tu visi�n,
Sor Asunci�n,
todav�a me cortas el aliento.
El d�a en que llegaste a la misi�n,
con el monz�n,
fue un acontecimiento,
vi tu alma de mujer puesta en acci�n,
vi tu cuerpo, un portento.
En el mismo momento
me dije al fin, al fin tienen raz�n
de ser la tentaci�n:
probar si el buen amor es un tormento.
Y mi respuesta es una afirmaci�n,
Sor Asunci�n,
pero nunca un lamento,
que al darte a m� me diste otra lecci�n,
aprend� sentimiento.
Cruel es lo que siento
al verte s�lo en mi imaginaci�n
y es grande mi aflicci�n
y mi cuerpo a�n te quiere al cien por ciento.
Ese a�o junto a ti, de la emoci�n
tir� el bast�n,
saltaba de contento.
Celoso Dios de nuestra adoraci�n,
de nuestro incumplimiento
del sexto mandamiento
manifest� su santa indignaci�n
arre�ndome un cap�n
del que un a�o despu�s a�n me resiento.
https://www.coveralia.com/letras/el-misionero-javier-krahe.php
El golpe fue un ataque al coraz�n,
Sor Asunci�n,
casi, casi reviento,
de urgencia me metiste en un avi�n,
gracias a ti lo cuento.
Cansado y macilento
sal� por fin de tanta operaci�n,
me han puesto aqu� un sill�n
y reposo, y no s�, todo es muy lento.
No creo que ya vuelva a la misi�n,
mi condici�n
es un impedimento,
podr�a distraer tu vocaci�n
y eso no lo consiento.
D�ndome linimento
no ayudas a esa pobre poblaci�n,
y ante esta situaci�n
convendr�a quiz� un nuevo elemento.
Ya tocan a maitines, din dan don,
las cinco son,
ya se anima el convento,
me atiende un cura joven de Le�n,
un hombre de talento,
me dice: a�n no es Adviento,
a�n no es Pascua de Resurrecci�n.
Y me presta atenci�n.
Ser� un buen misionero, lo presiento.
Y aqu� me quedo yo con la ilusi�n
de no andarme con tiento,
me entrego por completo a tu visi�n,
que en mi enamoramiento
se acabe este tormento
de un corte eterno de respiraci�n.
Sor Asunci�n,
todav�a me cortas el aliento.
Sor Asunci�n,
incluso va en aumento,
te cuelas sin cesar en mi oraci�n
sin mi consentimiento
y, por m�s que lo intento,
no logro que se borre tu visi�n,
Sor Asunci�n,
todav�a me cortas el aliento.
El d�a en que llegaste a la misi�n,
con el monz�n,
fue un acontecimiento,
vi tu alma de mujer puesta en acci�n,
vi tu cuerpo, un portento.
En el mismo momento
me dije al fin, al fin tienen raz�n
de ser la tentaci�n:
probar si el buen amor es un tormento.
Y mi respuesta es una afirmaci�n,
Sor Asunci�n,
pero nunca un lamento,
que al darte a m� me diste otra lecci�n,
aprend� sentimiento.
Cruel es lo que siento
al verte s�lo en mi imaginaci�n
y es grande mi aflicci�n
y mi cuerpo a�n te quiere al cien por ciento.
Ese a�o junto a ti, de la emoci�n
tir� el bast�n,
saltaba de contento.
Celoso Dios de nuestra adoraci�n,
de nuestro incumplimiento
del sexto mandamiento
manifest� su santa indignaci�n
arre�ndome un cap�n
del que un a�o despu�s a�n me resiento.
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El golpe fue un ataque al coraz�n,
Sor Asunci�n,
casi, casi reviento,
de urgencia me metiste en un avi�n,
gracias a ti lo cuento.
Cansado y macilento
sal� por fin de tanta operaci�n,
me han puesto aqu� un sill�n
y reposo, y no s�, todo es muy lento.
No creo que ya vuelva a la misi�n,
mi condici�n
es un impedimento,
podr�a distraer tu vocaci�n
y eso no lo consiento.
D�ndome linimento
no ayudas a esa pobre poblaci�n,
y ante esta situaci�n
convendr�a quiz� un nuevo elemento.
Ya tocan a maitines, din dan don,
las cinco son,
ya se anima el convento,
me atiende un cura joven de Le�n,
un hombre de talento,
me dice: a�n no es Adviento,
a�n no es Pascua de Resurrecci�n.
Y me presta atenci�n.
Ser� un buen misionero, lo presiento.
Y aqu� me quedo yo con la ilusi�n
de no andarme con tiento,
me entrego por completo a tu visi�n,
que en mi enamoramiento
se acabe este tormento
de un corte eterno de respiraci�n.
Sor Asunci�n,
todav�a me cortas el aliento.
