Letra de Nuestra Casa - Alberto Cortez
Letra de canci�n de Nuestra Casa de Alberto Cortez lyrics
Tu casa, mi casa, nuestra casa...
ha de tener aleros
que aniden golondrinas
y un canto de jilgueros
del patio a la cocina
y muchas mariposas
en todas las encinas,
ha de tener la casa.
Y ha de ser la guarida
de todas las canciones,
que andar�n escondidas
en todos los rincones,
por los duendes traviesos,
los duendes juguetones,
que habitar�n la casa.
Tendr� una chimenea
con le�os encendidos,
yo, leyendo poemas,
y t�, con tu tejido
y a tus pies, nuestros perros
se quedar�n dormidos
felices en la casa.
Y ha de tener un cuarto,
guardi�n de los recuerdos,
que iremos conservando
con el paso del tiempo.
https://www.coveralia.com/letras/nuestra-casa-alberto-cortez.php
Ser�n nuestros tesoros,
cuando seamos viejos
los dos en nuestra casa.
Se llenar� de estrellas
que cada madrugada
estar�n todas ellas
en todas las ventanas,
esperando el relevo
del sol de la ma�ana
que inundar� la casa.
No ha de tener la puerta
ni llave, ni pestillo;
de par en par abierta,
por si quiere el amigo
compartir nuestra mesa,
la sal, el pan, el vino,
que siempre habr� en la casa.
Y ha de llegar el d�a,
el d�a m�s deseado,
que sea nuestra casa
un sue�o realizado.
Ha de llegar el d�a
en que por fin vivamos
en nuestra amada casa.
ha de tener aleros
que aniden golondrinas
y un canto de jilgueros
del patio a la cocina
y muchas mariposas
en todas las encinas,
ha de tener la casa.
Y ha de ser la guarida
de todas las canciones,
que andar�n escondidas
en todos los rincones,
por los duendes traviesos,
los duendes juguetones,
que habitar�n la casa.
Tendr� una chimenea
con le�os encendidos,
yo, leyendo poemas,
y t�, con tu tejido
y a tus pies, nuestros perros
se quedar�n dormidos
felices en la casa.
Y ha de tener un cuarto,
guardi�n de los recuerdos,
que iremos conservando
con el paso del tiempo.
https://www.coveralia.com/letras/nuestra-casa-alberto-cortez.php
Ser�n nuestros tesoros,
cuando seamos viejos
los dos en nuestra casa.
Se llenar� de estrellas
que cada madrugada
estar�n todas ellas
en todas las ventanas,
esperando el relevo
del sol de la ma�ana
que inundar� la casa.
No ha de tener la puerta
ni llave, ni pestillo;
de par en par abierta,
por si quiere el amigo
compartir nuestra mesa,
la sal, el pan, el vino,
que siempre habr� en la casa.
Y ha de llegar el d�a,
el d�a m�s deseado,
que sea nuestra casa
un sue�o realizado.
Ha de llegar el d�a
en que por fin vivamos
en nuestra amada casa.