Letra de Otro Instante - Carta Baladi
Letra de canci�n de Otro Instante de Carta Baladi lyrics
Vivo en la porquer�a
y tendr� la salvedad
de omitir las tonter�as
que despu�s suceder�n.
Voy bien, no es cuesta arriba,
y tal vez se marchar�n
con lamentos de alegr�a
los augurios del div�n.
Vamos, mi l�tigo,
las manos quietas, pero el �nimo
lo ensucia todo con su asf�ltico
resucitar en la ciudad,
tan negro y �cido
como el perfume que me ha condenado,
y con los cojones redomados
en su mueca habitual.
Retumba el c�ntico
en las paredes de los c�lidos
desolladeros y en los l�nguidos
desnudos dedos de mi voz.
Con un gris p�lido
tiznaba el cielo de mis c�lculos,
ahora los cuentos no son l�grimas
con nulo velo de pasi�n.
Todo pas�
https://www.coveralia.com/letras/otro-instante-carta-baladi.php
como el invierno detr�s de primavera,
como el recuerdo de toda sensaci�n:
es blanco el tiempo sobre las calaveras.
Todo muri�
como el silencio despu�s de una condena,
como el barrunto de una soluci�n
cuando se habla con la boca llena.
Y otro instante cay�,
la sombra aturde detr�s de las ojeras;
no me esperes, la guinda ya estall�
sobre el pastel de tu lista de espera.
Y arde el carb�n,
arde en el verso de cada borrachera,
y mentir�a si digo que el color
de tus braguitas no ondea en mi bandera.
Y otra vez contigo,
y otra vez sin m�;
y otra vez conmigo,
y otra vez sin ti.
Arde el carb�n�
y tendr� la salvedad
de omitir las tonter�as
que despu�s suceder�n.
Voy bien, no es cuesta arriba,
y tal vez se marchar�n
con lamentos de alegr�a
los augurios del div�n.
Vamos, mi l�tigo,
las manos quietas, pero el �nimo
lo ensucia todo con su asf�ltico
resucitar en la ciudad,
tan negro y �cido
como el perfume que me ha condenado,
y con los cojones redomados
en su mueca habitual.
Retumba el c�ntico
en las paredes de los c�lidos
desolladeros y en los l�nguidos
desnudos dedos de mi voz.
Con un gris p�lido
tiznaba el cielo de mis c�lculos,
ahora los cuentos no son l�grimas
con nulo velo de pasi�n.
Todo pas�
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como el invierno detr�s de primavera,
como el recuerdo de toda sensaci�n:
es blanco el tiempo sobre las calaveras.
Todo muri�
como el silencio despu�s de una condena,
como el barrunto de una soluci�n
cuando se habla con la boca llena.
Y otro instante cay�,
la sombra aturde detr�s de las ojeras;
no me esperes, la guinda ya estall�
sobre el pastel de tu lista de espera.
Y arde el carb�n,
arde en el verso de cada borrachera,
y mentir�a si digo que el color
de tus braguitas no ondea en mi bandera.
Y otra vez contigo,
y otra vez sin m�;
y otra vez conmigo,
y otra vez sin ti.
Arde el carb�n�