Letra de Relato 7 / Destierro / Relato 8 - Kollahuara
Letra de canci�n de Relato 7 / Destierro / Relato 8 de Kollahuara lyrics
RELATO 7:
�Triste Historia!.
No podrer comenzar con la vida.
�Y empezar con la muerte!.
No poder comenzar con el don de dar.
�Y empezar quitando!.
No poder comenzar con la paz.
�Y empezar matando!.
�Conquistador!...
Tus armas ser�n: el cepo,
el tributo real, el pongueaje,
los diezmos, las ofrendas,
los repartos, las encomiendas.
Todas armas crueles de tu explotaci�n.
En tu horizonte nunca estar� el hombre,
qui�n ser� utilizado
en trabajos inhumanos.
Los socavones ser�n las tumbas
donde "miles" descansar�n
de tu insaciable codicia.
El hombre, arrancado de sus sus tierras
y llevado a lugares inh�spitos,
para diezmarlos.
Sus mujeres,
sufrir�n ultrajes sin misericordia.
En el largo camino recorrido
a trav�s de siglos de Coloniaje
e imposici�n.
El indio fue aprovechado
hasta la �ltima gota de su sangre
y hasta el �ltimo aliento de su vida.
DESTIERRO:
De mi humilde Ayllu me han llevado
a otras tierras que no conoc�a.
Con el l�tigo han golpeado
en mi espalda dolorida.
En la mina me han metido
https://www.coveralia.com/letras/relato-7---destierro---relato-8-kollahuara.php
y la luz no he vuelto a ver.
Me han contado todos mis hermanos
que la explotaci�n se hace m�s cruel.
Es que los hombres blancos
con codicia se han cegado
y no tienen compasi�n.
Si uno muere es lo mejor.
Cu�nta sangre ya se ha derramado.
Alg�n d�a siempre acabar�.
Esta vida de amarguras,
nuestra lucha engendrar�
y en la voz de todo hombre
solo un grito brotar�.
RELATO 8:
�Doscientos cincuenta a�os de sufrimientos,
vilezas y humillaciones,
fueron demasiado!.
Un pueblo de once millones de seres humanos
qued� reducido a tan solo cinco.
El estallido del descontento
encontr� el terreno propicio
para hacer germinar la rebeli�n.
Rebeli�n que se ir�a propagando
por todas las tierras del Tawantinsuyu.
Mientras autoridades y magistrados
permanec�an completamente sordos
frente a las protestas y peticiones
de los oprimidos.
Las providencias que por excepci�n
se otorgaban en favor de los indios,
jam�s fueron cumplidas,
solo el duro castigo
y la sanci�n sin misericordia
cayeron sobre las masas ind�genas
a causa de sus reclamos.
!Pero la paciencia llegaba a su fin!,
�y hab�a que tomar las armas!.
�Triste Historia!.
No podrer comenzar con la vida.
�Y empezar con la muerte!.
No poder comenzar con el don de dar.
�Y empezar quitando!.
No poder comenzar con la paz.
�Y empezar matando!.
�Conquistador!...
Tus armas ser�n: el cepo,
el tributo real, el pongueaje,
los diezmos, las ofrendas,
los repartos, las encomiendas.
Todas armas crueles de tu explotaci�n.
En tu horizonte nunca estar� el hombre,
qui�n ser� utilizado
en trabajos inhumanos.
Los socavones ser�n las tumbas
donde "miles" descansar�n
de tu insaciable codicia.
El hombre, arrancado de sus sus tierras
y llevado a lugares inh�spitos,
para diezmarlos.
Sus mujeres,
sufrir�n ultrajes sin misericordia.
En el largo camino recorrido
a trav�s de siglos de Coloniaje
e imposici�n.
El indio fue aprovechado
hasta la �ltima gota de su sangre
y hasta el �ltimo aliento de su vida.
DESTIERRO:
De mi humilde Ayllu me han llevado
a otras tierras que no conoc�a.
Con el l�tigo han golpeado
en mi espalda dolorida.
En la mina me han metido
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y la luz no he vuelto a ver.
Me han contado todos mis hermanos
que la explotaci�n se hace m�s cruel.
Es que los hombres blancos
con codicia se han cegado
y no tienen compasi�n.
Si uno muere es lo mejor.
Cu�nta sangre ya se ha derramado.
Alg�n d�a siempre acabar�.
Esta vida de amarguras,
nuestra lucha engendrar�
y en la voz de todo hombre
solo un grito brotar�.
RELATO 8:
�Doscientos cincuenta a�os de sufrimientos,
vilezas y humillaciones,
fueron demasiado!.
Un pueblo de once millones de seres humanos
qued� reducido a tan solo cinco.
El estallido del descontento
encontr� el terreno propicio
para hacer germinar la rebeli�n.
Rebeli�n que se ir�a propagando
por todas las tierras del Tawantinsuyu.
Mientras autoridades y magistrados
permanec�an completamente sordos
frente a las protestas y peticiones
de los oprimidos.
Las providencias que por excepci�n
se otorgaban en favor de los indios,
jam�s fueron cumplidas,
solo el duro castigo
y la sanci�n sin misericordia
cayeron sobre las masas ind�genas
a causa de sus reclamos.
!Pero la paciencia llegaba a su fin!,
�y hab�a que tomar las armas!.